La necesidad básica de alimentación de un felino en hambruna lo llevará a buscar su alimento. En esa búsqueda sigue unos estándares: Primero explorará todo el panorama que tienen frente a sus ojos en busca de posibles presas, si no las distingue, ha de caminar y seguir avanzando hasta encontrarlas o su organismo sentirá los rigores de la falta de energía que le puede llevar a su extinción. Si llegara a encontrar una manada de venados, le convendrá realizar esquemas mentales adaptados a la realidad del momento recurriendo a sus aprendizajes previos; donde ha de detectar las posibles capturas débiles que le impliquen el menor esfuerzo. Una vez detectados los posibles venados ha de agregar a su modelo la estrategia de ataque, que implique por qué lado ha de acercarse a la manada sin ser visto por ella y de ser así, desde qué posibles puntos le convenga iniciar el ataque. Después se lanzará a la ejecución de sus representaciones con sus posibles variantes, en la medida en que se va acercando y dependiendo de los movimientos de las posibles víctimas que retroalimentan su esquema, tendrá que irlo reajustando a las nuevas condiciones que impone su realidad. Se iniciará el ataque cuando la manada perciba la presencia cautelosa del felino, su desplazamiento real dependerá del recorrido de los perseguidos, en la carrera habrán desplazamientos rectos, curvos y quebrados, en bajada o en subida, su esquema en permanente retroalimentación ha de tener en cuenta sus movimientos corporales, un mal paso, un resbalón o una caída podría permitir el escape de sus anheladas presas; en su ofensiva ya sabe a quienes de la manada atacará, en su acercamiento ha de decidirse por la presa más factible. De aquí en adelante, sólo se enfocará en esa caza, los demás animales serán aleatorios para él, no tendrán importancia; ahora los movimientos han de ser más veloces, directos y seguros, en función de los del venado; la velocidad y cantidad del flujo de datos y la retroalimentación del esquema es muy cambiante y mayor; el felino ha de ser lo más preciso posible hasta clavar sus garras en el cuerpo del venado para después inmovilizarlo con sus fuertes mandíbulas y dientes. Valió la pena el esfuerzo realizado, tendrá su recompensa. Pero si el venado se escapa, lo más posible es que el resto de la manada también lo haya hecho y él esté muy cansado, tendrá que seguir lidiando con su hambruna y buscar una nueva oportunidad, el ejercicio le dejará algunas enseñanzas que aprovechará en futuras ocasiones.
La necesidad como motivación que impulsa a la acción. El objetivo y su contexto en movimiento como datos o información externa percibida con atención. Los sentidos enfocados y la atención como herramientas internas perceptivas de lo significativo y prioritario. En la interpretación, los esquemas representativos dinámicos describen la realidad de cada instante y están sujetos a la retroalimentación externa e interna con sus respectivos reajustes y cambios, coordinan la totalidad del organismo y a la vez prescriben sus movimientos hasta conseguir su objetivo en la acción.
Ante un batazo alto al jardín posterior en un partido de béisbol, un jugador hábil del otro equipo tendrá que diseñar su estrategia para capturar la bola partiendo del itinerario de la misma en el menor tiempo posible desde el momento del batazo; diseñará su propio modelo interpretativo desde lo que él considere como velocidad inicial, ángulo de elevación y dirección de la bola, que ha de determinar en qué posible área pueda caer la bola después de hacer la curva parabólica en el aire; a la vez que hace este diseño mental ha de movilizarse al posible sitio de caída, su retroalimentación le dirá que tanto deba llevar a su cuerpo delante, atrás, izquierda o derecha; lo mismo que predecir en que instante de su espacio – tiempo ha de tener el guante abierto y cuando cerrarlo para atrapar la pelota caliente. Si la certeza de atrapar la pelota es alta, deberá de manera alterna estar también atento al movimiento de los corredores, así, una vez atrape la pelota ha de coordinar su cuerpo para que en el menor tiempo posible lance la pelota al cuidador de base posibilitando otro out. Dependerá de las circunstancias y de la habilidad del jugador el que le posibilite a su equipo un out, un doble play o un triple play; o con su error, al otro equipo le conceda un hit, avancen los corredores a otras bases o le entren una o dos carreras.
En los dos casos anteriores, animal y humano usaron su percepción e interpretación para consolidar sus acciones competentes que incrementan su valoración existencial: el animal satisface su necesidad básica alimentaria que le provee de fortaleza y energía; mientras que en el humano facilita el reconocimiento ante su equipo y seguidores, lo cual se puede traducir en mejoramiento de ingreso económico o tenerle en cuenta para un mejor posicionamiento. En caso de no tener éxito en sus intentos, el ejercicio les dará las reflexiones necesarias para ir transformando sus fragilidades en fortalezas y por aproximaciones sucesivas llevar su organismo a condiciones más óptimas.
Captamos la continua información proveniente de lo que nos rodea a través de nuestros sentidos como un flujo incesante de datos que nuestra subjetividad interpreta. De toda esa información nos enfocamos en las regularidades, precisiones, patrones o repeticiones que tengan sentido o sean de interés; y al resto lo tratamos como aleatorio, azaroso o sin importancia. En la interpretación de regularidades, después de compararlas y analizarlas, las sintetizamos o comprimimos en esquemas mentales que utilizamos para representar y comprender el mundo, como también para anticiparnos a las posibilidades futuras del mismo y para establecer posturas adaptativas ante esas probabilidades. Los esquemas o representaciones surgidos en la interpretación se dan en función de lo percibido por los sentidos de la realidad, cualquier cambio en esta, implicaría transformaciones en los modelos para ajustarse a las nuevas condiciones en una especie de retroalimentación constante modelo – realidad, o esquema – realidad, que terminan llevando a la acción óptima.
Veo con claridad los esquemas que afrontamos diariamente, con pandemia o no, generalmente nosotros los alcohólicos vivimos enfrentando día a día una cantidad de sensaciones que nos llevan a tomar decisiones que pueden ser determinadas como exitoso fracasos dependiendo de cómo experimentemos nuestra realidad.
Existen patrones que nos determinantes cierto preconceptos de lo que significa el éxito, pero finalmente, bajo nuestra lupa, solo nosotros los que decidimos cual acción tomar a la hora de enfrentarnos con nuestra realidad. Generalmente somos un poco torpes porque nuestra enfermedad nos limita parte de la conciencia y caemos en el mismo error muchas veces y en parte porque no lo consideramos como tal.
Gracias por tus comentarios Aquiles.
No sólo el alcoholismo limita parte de la conciencia, hay otros bloqueos que también lo hacen. Lo importante en esos casos es la capacidad de resiliencia que tenemos los seres vivos, aquella que nos permite aferrarnos a la Vida, extrayendo lo más adaptativo de nosotros mismos, aspirando a superar las mayores dificultades que se nos presenten.
Excelente texto, nos recuerda que pertenecemos al reino animal, mucho más evolucionados por supuesto, pero como animales nuestro instinto nos guía a modo de mecanismo de defensa y supervivencia. Cada acción es un aprendizaje para la próxima acción y lo que percibimos viene necesariamente con sensaciones anteriores aferradas en nuestra memoria. De nosotros depende ir perfeccionando nuestras acciones de acuerdo a las lecciones aprendidas. Gracias Francisco!
Gracias Rosa. Un comentario muy asertivo.
Rescató el texto «Cada acción es un aprendizaje para la próxima acción y lo que percibimos viene necesariamente con sensaciones anteriores aferradas en nuestra memoria.»
Excelente. Un abrazo.